Guantes para frío y nieve

En esta época de frío y especialmente en alta montaña, hay que poner especial atención en manos y pies, pues es donde el cuerpo empieza a notar antes el frío.
Esto se debe a que el torrente sanguíneo (que transporta el oxígeno), llega con más dificultad debido a que los vasos capilares son más extrechos y por tanto el aporte de oxigeno es menor: lo que significa menos calor.
Si realizamos una actividad con presencia de nieve, hay que tener en cuenta varios escenarios. 
Escenario a: con nieve muy húmeda:
En algunas ocasiones, el frío que sentimos en las manos está más condicionado porque éstas se mojan debido a que los guantes no son impermeables, y ya sabemos que si nuestra piel está mojada, el calor se pierde hasta 30 veces más rápido.
En este caso inmediatamente hay que ponerse otros guantes secos.
Esto implica 2 opciones:
1ª. Llevar al menos 2 pares de guantes (o más si prevés mojarte mucho las manos), ó
2ª. Llevar guantes impermeables (los hay que además llevan relleno térmico).

Escenario b: que la temperatura sea muy baja:
Si la temperatura es muy baja, la nieve no tendrá mucha humedad, pero el frío vendrá por que los guantes no abrigan suficiente.
En este caso hay también 2 opciones:
1ª. Llevar puestos 2 pares de guantes: Un primer par de guantes finos[|] (de seda u otro material) y encima otro par de guantes con relleno térmico e impermeable[2], ó
2ª. Llevar manoplas[3]. Las manoplas guardan mejor el calor al mantener varios dedos en contacto. Aunque esto le resta agilidad a las manos. También se puede llevar debajo los guantes finos para que, en caso de tener que maniobrar, poder quitarnos las manoplas y seguir con algo de protección en las manos.

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